De ti y de mí y de nadie más
Siempre se trató de nosotros. De ti y de mí y de nadie más. Es lo que no
entendiste, ni entendí.
Se trataba de una conversación de la boca de uno a los
oídos del otro. Y de un silencio que nos contuviera. De una noche encima de nuestros
cuerpos, y de nuestros cuerpos encima de la noche. Y de todas las noches y
todos los días.
Cuando te decía nosotros, era nadie más y nadie menos.
Siempre se trató de ti y de mí con todo y sin nadie. De dos, solo dos, y el
mundo acompañándonos.
Una vez te imaginé conmigo, y luego no dejé de
hacerlo. Te hice un lugar en mis lugares y te puse casa en mis recuerdos. Hiciste lo
mismo, me vi ahí.
Nos quedamos en esa imagen en la mente del otro y no
supimos cómo hacerla suceder. Y ahí seguimos, en quién sabe dónde y hasta quién sabe
cuándo.
Siempre se trató de ti y de mí, y de todo lo que no somos.
Siempre se trató de nosotros y de lo que quisimos ser.
Es curioso que
siempre he pensado en el miedo como un protector y no como una barrera, pero contigo
no fue así, fue más bien una grieta que dejamos crecer.
Siempre se trató de ti y de mí, y de la grieta entre nosotros,
grieta que es abismo y es muralla.
Grieta que es camino si queremos.