Y aquí me tienen
Creo firmemente que nuestra vida adquiere valor en la medida que amamos las vidas de quienes nos rodean. Hace un año y dos meses cuando nació Sara, mi primera sobrina, mi vida se volvió aún más valiosa. Es así como la vida se convierte en un mejor lugar para quedarse y nos vamos arraigando a ella día con día. Es difícil hacerse a la idea de irse después de haber llegado y haber amado a quienes están cerca.
Todo esto lo digo porque justo hace un rato mientras comía, platicaba con algunos amigos sobre la emoción que da vivir sabiendo de antemano nuestro final, y sobre lo difícil que pueden ponerse las circunstancias en ocasiones y que aun así, la opción es seguir viviendo.
Yo no sé casi nada de la vida pero entiendo y creo de verdad, que mi vida vale por la gente que está en ella. Con esto es suficiente para saber claramente que la prioridad es mantenerlos cerca y aprovechar el tiempo con ellos.
Desde hace seis meses vivo en una ciudad que no es la misma en la que viven todos los que amo, irónicamente la distancia geográfica me acerca más a ellos. Esta vida que tengo es importante porque ellos están incluidos y me agrada saber que esa vida que tienen se vuelve más importante si estoy en ella.
Aquí los tengo, cada que abro y cierro los ojos, cada que empieza y acaba el día.
Y aquí me tienen.