El legado de mi madre
La conozco desde que nací, incluso desde antes; me dio la vida y me enseñó a vivirla. Los casi 32 años que tengo de estar vivo, ha estado conmigo, y yo, más del 50% de su vida, también he estado con ella. Mi mamá cumple hoy 60 años y yo estoy completamente lleno de gratitud con Dios por permitirme estar a su lado y celebrar juntos.
Seguramente todos podríamos listar una serie de ideas, frases, conceptos, características o consejos, que nuestra madre nos ha dado; es por eso que esta entrada tiene la intención de compartir con ustedes, al menos, 60 de éstas. Así pues, les escribo el legado de mi madre resumido en 60 puntos que le agradezco y que le he aprendido, y que ella ha disfrutado y difundido a lo largo de estos 60 primeros años de su vida:
- Su increíble capacidad de defender sus creencias y convicciones.
- Su entrega a los demás.
- Su pasión por creer en Dios y entenderlo.
- Su amor por la familia.
- Su decisión de quedarse hasta en los momentos que nadie se habría quedado.
- Su magnífica forma de seguir adelante siempre con buen ánimo.
- Su fortaleza para enfrentar tiempos adversos.
- Su receta insuperable del pan de elote.
- Su fe inquebrantable.
- Su esperanza compartida.
- Su fuerza al hablar sobre algo en lo que cree.
- Su potente y afinadísima voz.
- Su sonrisa reparadora.
- Su habilidad para encontrarle el lado bueno a las cosas malas.
- Su forma de alentar a los desalentados.
- Su manera de siempre resolver los problemas hasta cuando parecen no tener solución.
- Su risa que contagia felicidad.
- Su determinación de hacer que las cosas sucedan.
- Sus abrazos de bienvenida.
- Su capacidad para hacer sentir a los invitados como en casa.
- Su gratitud por todo lo que tiene.
- Su forma de valorar, sobre todo, lo más insignificante.
- Su no necesitar nada material para sentirse completa.
- Su decisión de dejar su prometedora carrera profesional por formarme a mí y a mi hermana.
- Su indiscutible inteligencia.
- Su excelente memoria.
- Su gran capacidad de análisis.
- Su congruencia en al pensar, hablar y actuar en consecuencia.
- Su obsesión por asegurarse un futuro mucho más hermoso que su pasado.
- Su dedicación para enseñarnos a vivir con fe, con amor, y ayudando a quien lo necesite.
- Su gran capacidad para definir prioridades.
- Su amor por los animales.
- Su innegable habilidad para hablar en público.
- Su facilidad para inspirar a otros.
- Su permanente fuerza para mantener a nuestra familia unida.
- Su incuestionable determinación para hacer que las situaciones cambien.
- Su valentía para enfrentar los cambios.
- Su corazón dadivoso en el que todos cabemos.
- Su capacidad para perdonar y pedir perdón.
- Su coraje para reconocer errores.
- Su humildad para reparar los daños causados.
- Su entereza para decir no cuando es no y sí cuando es sí.
- Su valor para poner límites.
- La energía positiva que transmite cuando alguien la necesita.
- Su inagotable resistencia ante las crisis.
- Su evidente talento para liderar.
- Sus ganas de disfrutar los buenos tiempos.
- Su frescura para reírse de sí misma.
- Su firmeza para soportar las consecuencias de sus decisiones.
- Su espíritu colaborativo y generoso.
- Su potencia para concluir cualquier proyecto que inició.
- Su disposición para aprender y aprender y seguir aprendiendo.
- Su capacidad para enfocarse en los resultados finales siempre tomando en cuenta que los medios sean los correctos.
- Su gusto por la lectura.
- Su afición por conocer nuevos y bellos lugares, y poder disfrutarlos.
- Su exquisita comida que me hace sentir amado.
- Su impecable trato a cualquier persona.
- Su constante afán por enseñarle a sus nietos lo bueno de la vida.
- Su nulo miedo a la muerte.
- Y sin duda, su infinito gusto por estar viva.
He tratado de vivir mi vida siguiendo el ejemplo de mi madre, ejemplo que ha demostrado con hechos y no sólo con palabras. Hoy pensé que cuando yo cumpla 60 años, si es que los cumplo, me sentiría muy satisfecho de ser, al menos, la mitad de ser humano que mi mamá es.
Gracias por tanto, Má.
Que este sea un bellísimo nuevo año.